Tener una piscina en el sur de España es un lujo para el disfrute, que además aumenta el valor de cualquier propiedad. Sin embargo, a la hora de revestir e impermeabilizarla, surgen dudas sobre cuál es la mejor opción. La mayoría de nuestros clientes se preguntan si deberían optar por el clásico gresite (mosaico vítreo), una lámina armada de PVC reforzado, o la simple pintura impermeable. Cada material tiene ventajas, desventajas, durabilidad, mantenimiento, estética y coste muy diferentes. Elegir adecuadamente es crucial para evitar problemas de fugas y reparaciones costosas a futuro. (De hecho, las filtraciones de agua no atendidas pueden afectar no solo a piscinas sino también a otras estructuras como terrazas, como mostramos al resolver un caso de humedades en una azotea costera). En este artículo, te guiaremos a través de una comparativa imparcial de gresite, lámina armada y pintura para que descubras qué revestimiento impermeable conviene más a tu piscina.
Gresite: el revestimiento clásico de mosaico vítreo

Colocación de gresite en piscina. El gresite consiste en pequeñas teselas de vidrio (azulejos vítreos) pre-ensambladas en mallas, que se adhieren sobre el vaso de hormigón de la piscina. Es el revestimiento más tradicional y estéticamente llamativo: ofrece una amplia variedad de colores y diseños, permitiendo personalizar dibujos y tonalidades a gusto del cliente. Un buen gresite es altamente resistente a productos químicos y cambios de temperatura, por lo que bien instalado puede durar décadas sin perder brillo ni color. Su superficie vítrea, además, no absorbe agua y facilita la limpieza, reduciendo la acumulación de algas y suciedad en comparación con materiales porosos. Estos atributos hacen del gresite un acabado muy valorado en piscinas de alto nivel, comunidades que buscan durabilidad y propietarios que desean un toque de lujo clásico.
Ventajas del gresite:
- Estética y personalización: Es, por excelencia, el acabado clásico de las piscinas. Permite crear mosaicos, dibujos y combinaciones de colores únicas. Un gresite bien elegido aporta un aspecto brillante y elegante que realza cualquier entorno.
- Resistencia y vida útil: Al ser vítreo, soporta la humedad, los químicos de tratamiento (cloro, sal) y las variaciones de temperatura sin degradarse rápidamente. Con el mantenimiento adecuado, puede permanecer en buen estado por muchos años, incluso décadas, manteniendo el vaso de la piscina protegido.
- Valor percibido: Para muchos usuarios, una piscina revestida de gresite “de toda la vida” transmite calidad. Puede aumentar el valor de la propiedad y es un punto a favor en comunidades residenciales, donde se prefiere invertir más inicialmente por un acabado duradero y distinguido.
Inconvenientes del gresite:
- Coste elevado y obra necesaria: El gresite suele ser la opción más costosa en cuanto a materiales y mano de obra. Requiere construir un vaso de hormigón perfectamente realizado y mano de obra especializada para su colocación. Las teselas vienen en mallas, pero aun así la instalación es laboriosa y suele implicar obras de albañilería, lo que encarece y alarga el proyecto.
- No es 100% impermeable por sí solo: Aunque el vidrio no absorbe agua, las juntas entre las pequeñas piezas son puntos vulnerables. El propio hormigón también es poroso. Por ello, bajo el gresite se deben aplicar varias capas de impermeabilizante; de lo contrario, con el tiempo el agua puede filtrarse a través de microfisuras o juntas mal selladas. En piscinas antiguas con gresite, es común que aparezcan fugas si la impermeabilización subyacente falla.
- Mantenimiento de juntas y piezas: Con los años, algunas teselas pueden desprenderse, ya sea por asientos del terreno o por una mala adhesión. Reemplazarlas implica bucear o vaciar la piscina y pegarlas de nuevo con cemento cola. Asimismo, las juntas de cemento pueden agrietarse o erosionarse, requiriendo rejuntados periódicos. Este mantenimiento, aunque sencillo (rehacer la lechada de vez en cuando), no debe descuidarse porque previene filtraciones y mantiene las piezas firmes.
- Limpieza más trabajosa: Las numerosas uniones y relieve del mosaico favorecen la acumulación de algas, cal y suciedad, especialmente en la línea de flotación. Incluso con un buen tratamiento químico, suele ser necesario frotar esas juntas con cepillo para mantener el revestimiento impecable. Esto supone más tiempo de limpieza en comparación con superficies continuas como la lámina o la pintura. Además, algunas piezas de gresite pueden decolorarse ligeramente con los años por la acción del sol y el cloro, perdiendo algo de homogeneidad visual.
- Riesgo de daños si se descuida: Si una pieza se despega y no se repara, los bordes cortantes del hueco pueden causar cortes o heridas a los bañistas. También, una pérdida de gresites deja expuesto el cemento y facilita las fugas de agua. Por eso, ante cualquier baldosa suelta conviene repararla de inmediato (afortunadamente es una reparación localizada relativamente sencilla).
En resumen, el gresite ofrece gran durabilidad y la estética más refinada, pero a cambio de un coste inicial alto y la necesidad de cuidar las juntas con cierto mantenimiento. Es ideal para quienes buscan un acabado premium y no les importa invertir en calidad. En cualquier caso, si se opta por gresite, es fundamental contar con profesionales expertos para garantizar una correcta impermeabilización del vaso antes del alicatado, evitando problemas futuros de fugas.
Lámina armada: la membrana flexible y estanca de PVC reforzado
Instalación de lámina armada imitación gresite (soldando las uniones). La lámina armada es un revestimiento continuo compuesto por dos láminas de PVC flexible con una malla interior de poliéster que le aporta gran resistencia mecánica. Se instala “forrando” el interior de la piscina: se corta y suelda in situ adaptándose perfectamente a la forma del vaso, creando una membrana impermeable 100% estanca incluso si el soporte de debajo tiene fisuras. Esta solución se ha popularizado enormemente en España en la última década por su eficacia y rapidez. De hecho, la lámina armada suele instalarse en 2-3 días y sin grandes demoliciones, lo que supone una obra más limpia y rápida que volver a alicatar una piscina. Es particularmente atractiva para rehabilitación de piscinas viejas o con fugas, ya que permite renovar la impermeabilización sin desmontar todo el revestimiento anterior (se puede colocar sobre gresite envejecido, hormigón, fibra, etc., siempre que la superficie esté estable).

Ventajas de la lámina armada:
- Impermeabilidad garantizada: La principal fortaleza de la lámina armada es que asegura la estanqueidad. Al ser una membrana continua de PVC soldado, no tiene poros ni juntas por donde pase el agua. Soporta movimientos estructurales y pequeños asentamientos del terreno sin agrietarse, gracias a su flexibilidad. Por eso, muchas fabricantes ofrecen garantías de 10 años o más contra filtraciones si la instala un profesional certificado. Esta tranquilidad es muy valorada por administradores de fincas y comunidades, ya que se evitan pérdidas de agua, daños en zonas colindantes y facturas abultadas.
- Instalación rápida y versátil: Frente a las semanas de obra que puede implicar el gresite, una lámina armada se coloca en pocos días. No requiere tanto “obra húmeda” ni tiempo de fraguado: se suelda directamente sobre el vaso existente (hormigón, acero, poliéster, etc.). Esto reduce molestias y permite poner la piscina de nuevo en marcha cuanto antes, algo crucial en alojamientos turísticos o comunidades que no quieren tener la piscina fuera de servicio mucho tiempo. Además, se adapta a cualquier forma o tamaño de piscina (rectangular, riñón, con escaleras interiores, etc.), logrando un acabado continuo y uniforme incluso en diseños complejos.
- Mantenimiento mínimo: La superficie de PVC es lisa y antiadherente, por lo que dificulta la proliferación de algas y la incrustación de suciedad. A diferencia del gresite, aquí no hay juntas que cepillar; una pasada con limpiafondos y un control químico adecuado mantienen la lámina impecable. No sufre desprendimientos ni pequeñas reparaciones constantes. En palabras simples, permite disfrutar de la piscina con menos trabajo de mantenimiento. Ideal para gestores de propiedades que manejan varias piscinas o comunidades donde se busca facilidad de conservación.
- Buena durabilidad y relación coste/beneficio: Aunque la vida útil de la lámina armada es finita, suele rondar los 10 a 15 años en condiciones óptimas antes de plantearse su sustitución. Esto es menos que un gresite bien cuidado, pero hay que considerar que su coste inicial es menor que alicatar con mosaico. Muchas veces, a lo largo de 15 años la lámina habrá salido más económica al no requerir las reparaciones que sí podría demandar el gresite. Además, los avances en calidad han logrado láminas muy resistentes a desgarros, punzonado y agresiones químicas moderadas. Para la mayoría de usuarios, una década sin preocupaciones de fugas compensa sobradamente.
- Variedad estética cada vez mayor: Si bien antaño la lámina armada típica era de color azul liso (lo que a algunos les resultaba poco atractivo), hoy el mercado ofrece un gran abanico de diseños, colores y texturas. Hay láminas que imitan gresite, piedra, mármol, arenas naturales e incluso con relieve 3D. Esto permite lograr acabados muy logrados: por ejemplo, se puede tener la estética de un mosaico pero con las ventajas de la lámina. Gracias a ello, este material ha ganado aceptación entre propietarios exigentes que antes descartaban el liner por razones estéticas. Ahora es posible tener una piscina visualmente espectacular con lámina armada de alta gama.
Inconvenientes de la lámina armada:
- Sensibilidad a productos químicos: Para mantener su flexibilidad y color, el PVC requiere un equilibrio químico adecuado del agua. Un exceso de cloro, algicidas con cobre, o dejar pastillas de cloro en el fondo puede decolorar o incluso degradar la lámina prematuramente. Por tanto, hay que vigilar los niveles en el agua y seguir las recomendaciones del fabricante de la lámina. Esto no supone un problema serio (basta con tener el mismo cuidado que se tendría para no dañar ningún revestimiento), pero sí es cierto que el gresite tolera algo mejor los “despistes” con el cloro sin perder color. En piscinas comunitarias donde varias personas manipulan el mantenimiento, conviene concienciar sobre este punto o contratar un servicio profesional para evitar errores.
- Menor vida útil que el gresite: Como mencionamos, la lámina armada suele necesitar reemplazo cada 10-15 años aproximadamente. Aunque es un proceso relativamente sencillo (se retira la antigua y se coloca una nueva en pocos días), implica un gasto periódico que con gresite quizás no tendríamos tan pronto. No obstante, hay que subrayar que no es un mantenimiento anual ni mucho menos; hablamos de más de una década. Además, muchas piscinas de gresite también requieren remodelaciones con el paso de los años por desgaste, así que la diferencia real se equilibra. Aún así, un propietario que busque la solución más longeva posible podría inclinarse por gresite.
- Acabado menos rígido (sensación al tacto): Algunos usuarios notan la diferencia al pisar o tocar la lámina frente al gresite o azulejo. El tacto del PVC es más suave y ligeramente acolchado sobre el firme, mientras que el gresite es totalmente rígido y frío. Esto es más una cuestión de gustos y costumbre que un problema técnico —de hecho, mucha gente prefiere la sensación lisa de la lámina—, pero para quienes esperen la textura “de baldosín” puede resultar diferente. Cabe mencionar que bajo el agua esta diferencia es poco apreciable, y desde luego no afecta en nada a la experiencia de nado, pero conviene saberlo.
- Aspecto de las uniones y accesorios: Si uno se fija de cerca, en las láminas armadas se llegan a ver las líneas de soldadura donde se unen las planchas de PVC, aunque sean estancas. También, elementos como los sumideros, focos o boquillas llevan flanges y embellecedores sobre la lámina que pueden ser más visibles que en una piscina de obra. Nuevamente, es algo menor: un buen instalador coloca las juntas en lugares discretos y los accesorios vienen en colores a juego, pero estéticamente el interior no es tan “monolítico” como un vaso de hormigón pintado o alicatado. Es el pequeño precio a pagar por la flexibilidad del sistema.
- Posibles arrugas o bolsas de aire: En algunos casos, si la piscina se vacía sin las precauciones debidas o sufre un descenso brusco del nivel freático, la lámina puede despegarse ligeramente formando arrugas o bolsas. Esto ocurre por una despresurización: el agua que presionaba la membrana desaparece demasiado rápido y el aire queda detrás, o bien entra agua por debajo desde el terreno. La solución es evitar vaciados totales sin consultar al instalador y, si hubiera que hacerlo, seguir protocolos (a veces se instalan válvulas de alivio, etc.). En cualquier caso, es un inconveniente poco común y normalmente evitable; aun así merece mencionarse porque no sucede con revestimientos rígidos.
En definitiva, la lámina armada destaca como la opción más práctica y segura contra las fugas. Ofrece tranquilidad al administrador de una comunidad al asegurar estanqueidad, y rapidez al gestor de un hotel o casa rural que quiere su piscina lista sin grandes obras. También es una elección inteligente para rehabilitar piscinas viejas, pues soluciona problemas estructurales de impermeabilidad de un plumazo. Un ejemplo típico: una comunidad de vecinos en Sevilla con una piscina de gresite de 20 años, que sufría pérdidas de agua, optó por instalar lámina armada; en dos días tenían su piscina renovada, sin pérdidas y con un aspecto moderno imitación gresite que encantó a todos. Este tipo de resultados hacen que cada vez más particulares se animen a invertir en lámina armada. Si buscas equilibrio entre coste, rapidez y garantía contra filtraciones, seguramente esta sea tu alternativa.
Pintura para piscinas: la solución económica (y temporal)

La pintura impermeable para piscinas es en realidad un recubrimiento superficial que se aplica sobre el vaso (normalmente de hormigón o fibra) para sellarlo y darle color. Existen pinturas específicas, siendo las más comunes la de clorocaucho (caucho clorado) y la pintura epoxi. ¿Su mayor atractivo? El bajo coste inicial y la sencillez de aplicación. Si tu piscina tiene un presupuesto ajustado o necesitas solucionar rápido el acabado, pintar es tentador: en un par de días se puede limpiar, rodillar la pintura y llenar de nuevo. Muchos propietarios particulares optan por pintura cuando construyen piscinas pequeñas o cuando necesitan renovar una piscina deteriorada de forma barata, por ejemplo en casas de alquiler donde no quieren una gran inversión. Pero es importante entender que la pintura es la opción menos duradera de las tres, y puede requerir repintados frecuentes.
Ventajas de la pintura para piscinas:
- La opción más económica: En términos de precio, nada compite con la pintura. Es la alternativa más barata que existe para revestir interiormente una piscina. El coste por metro cuadrado de pintura (material) es muy bajo comparado con gresite o lámina, y la mano de obra también, ya que no requiere alicatadores ni soldadores especializados – muchas veces el propio propietario, con algo de maña, puede pintar su piscina. Para comunidades con presupuestos limitados o propietarios que necesitan “salir del paso” uno o dos veranos, la pintura alivia el bolsillo inicialmente.
- Aplicación sencilla y rápida: Pintar una piscina es similar a pintar una pared, salvando las diferencias técnicas. No hay obras pesadas; solo se prepara la superficie (limpieza, reparando grietas con masilla si las hay) y se aplica la pintura con rodillo o pistola. En uno o dos días laborales puede estar listo el trabajo, más un tiempo de secado corto. Esto permite, por ejemplo, reacondicionar una piscina cada comienzo de temporada de forma ágil. Para un particular manitas, es un proyecto de fin de semana viable. En cuanto a versatilidad, la pintura se adhiere sobre cemento, sobre una capa vieja de pintura (bien preparada) e incluso sobre azulejo si se usa imprimación adecuada, lo que da juego en reformas.
- Aspecto inicial aceptable: Una piscina recién pintada luce homogénea, de color uniforme, y devuelve la sensación de agua azul cristalina (u otro color, pues hay pinturas en distintos tonos). A simple vista, durante los primeros meses la estética es buena – obviamente no tiene el detalle de un mosaico ni la textura de una lámina, pero cumple su función de “dar color al agua”. Para quien solo busca que su piscina se vea limpia y azul, la pintura lo consigue al principio. Además, las pinturas de calidad ofrecen resistencia química suficiente para aguantar el cloro y evitar proliferación de algas mientras estén en buen estado. No requieren cuidados especiales más allá de mantener el pH equilibrado como en cualquier piscina.
Inconvenientes de la pintura para piscinas:
- Durabilidad muy limitada: Aquí está el gran talón de Aquiles. Las pinturas de piscina se degradan rápidamente en comparación con los otros revestimientos. Incluso usando productos de buena marca, es normal que a los 2 o 3 años haya que repintar para mantener la estanqueidad y el buen aspecto. El clorocaucho, por ejemplo, pierde grosor y se va aclarando con el agua y el sol; el epoxi aguanta más (4-5 años en buen estado) pero eventualmente también descascara o decolora. Esto implica que el coste a largo plazo de la pintura puede terminar acercándose al de otros sistemas, por la necesidad de comprar pintura y dedicar mano de obra cada cierto tiempo. Para que la piscina esté siempre óptima, hay que asumir este mantenimiento periódico sin falta.
- No siempre garantiza impermeabilidad total: Un error común es pensar que “pintar = impermeabilizar”. En realidad, la pintura es un acabado superficial, no una membrana gruesa. De hecho, los fabricantes recomiendan primero aplicar una pintura de poro abierto (que deja respirar al hormigón) y luego, en la siguiente mano o a los dos años, una de poro cerrado para sellar. Si simplemente se pinta una piscina de obra sin un producto impermeabilizante adecuado, puede haber filtraciones micro por la porosidad del hormigón. Es decir, la pintura ayuda a sellar, pero no es tan fiable como una lámina armada o como un hormigón bien tratado con aditivos impermeabilizantes. Por eso, en estructuras muy agrietadas o con fugas serias, pintar sería un paño caliente más que una solución definitiva.
- Desgaste acelerado por clima y uso: Bajo el sol andaluz, la combinación de radiación UV y calor castiga la capa de pintura. Es común que tras los veranos la pintura azul se vuelva blanquecina o “empolvada” (fenómeno de chalking), indicando que la superficie se está degradando. Asimismo, el constante contacto con productos químicos (cloro, floculantes) va quitándole vida. El resultado es que la estética empeora pronto: colores desvaídos, zonas donde la pintura se pela, o manchas amarillentas. Incluso sin llegar a esos extremos, el simple hecho de tener que repintar cada poco rompe la continuidad estética y puede dejar parches si no se hace uniformemente. Para un hotel o una comunidad, este decaimiento rápido de la apariencia es un inconveniente, ya que da sensación de dejadez si no se repinta a tiempo.
- Mantenimiento frecuente y cortes de servicio: A diferencia de gresite o liner, que permiten olvidarse del revestimiento por años, con la pintura hay que estar planificando su renovación constantemente. Esto supone vaciar la piscina cada cierto tiempo, con el gasto de agua y el periodo de inutilización que conlleva. Además, antes de repintar hay que raspar las zonas mal adheridas, limpiar bien… un trabajo que, aunque sencillo, es laborioso y hay que repetir periódicamente. Para un particular quizás es asumible, pero para una piscina comunitaria grande, implicaría tenerla fuera de uso varias semanas cada pocos años, algo poco práctico.
- Menor protección estructural: La pintura no aporta grosor ni refuerzo al vaso. Si existían pequeñas grietas dinámicas, es posible que reaparezcan y la pintura se fisure con ellas, reabriendo vías de agua. Tampoco protege contra movimientos de terreno. En resumen, no “repara” nada, solo cubre. Por eso, en piscinas antiguas con problemas, pintar rara vez solventa la raíz del asunto (filtraciones); habría que combinarlo con impermeabilizantes adicionales o reparaciones previas, lo cual ya complica el proceso y elimina la supuesta facilidad de simplemente pintar.
Dicho lo anterior, la pintura puede ser válida en situaciones concretas: por ejemplo, para esa casa de campo a la que solo acudimos en verano y cuya piscina podemos pintar cada cierto tiempo sin agobios, o para salir del apuro un par de años mientras ahorramos para una reforma mayor. También es la opción usual en piscinas de fibra de vidrio cuando el gel-coat se degrada: se lijan y se pintan de nuevo para extender su uso unos años más. Pero no es la solución óptima a largo plazo si lo que se busca es evitar mantenimientos recurrentes y disfrutar sin preocupaciones de la piscina.
Comparativa final: ¿qué revestimiento elegir para tu piscina?
Hemos visto que gresite, lámina armada y pintura tienen perfiles muy distintos. No existe una respuesta única – el “mejor” revestimiento dependerá de las prioridades de cada caso. A continuación, resumimos las situaciones típicas y cuál material suele encajar mejor en cada una, teniendo en cuenta las preocupaciones de cada perfil de cliente:
- Si valoras ante todo la estética de alta gama y la longevidad: El gresite será tu elección. Es ideal para propietarios de viviendas particulares que quieran una piscina que deslumbre visualmente y dure muchísimos años. Si el presupuesto no es un problema y puedes asumir las obras y el mantenimiento de pequeñas reparaciones ocasionales, el gresite te brindará un acabado clásico, elegante y prácticamente a prueba de tiempo. Piensa en la piscina de un chalet de lujo o en un club privado donde el detalle decorativo importa; ahí el gresite reina. Eso sí, acompáñalo siempre de una buena impermeabilización de base y un profesional experimentado en la instalación para asegurar resultados óptimos.
- Si tu prioridad es la seguridad ante fugas, la rapidez de instalación y un mantenimiento sencillo: La lámina armada probablemente sea la mejor. Es especialmente recomendable para administradores de comunidades de vecinos o gestores de instalaciones deportivas, donde una fuga de agua puede significar un problema serio (daños estructurales, molestias a muchos usuarios, gasto en agua) y se requiere una solución garantizada. Con la lámina armada tendrás la tranquilidad de un vaso estanco con garantía, y además la piscina estará renovada en pocos días – importantísimo cuando hay muchos bañistas esperando. También para propietarios de viviendas que hayan sufrido grietas o pérdidas en su antigua piscina de obra: la lámina “rescata” piscinas dañadas sin tener que rehacerlas por completo. Y en cuanto a la estética, si bien antes se asociaba a acabados simples, hoy puedes lograr resultados muy atractivos gracias a la variedad de diseños disponibles.
- Si buscas la opción más barata y no te importa repintar con frecuencia: Entonces la pintura puede servir, aunque con reservas. ¿Cuándo encaja la pintura? Quizá en una piscina pequeña de uso esporádico, o en propiedades de alquiler temporal donde quieres tener la piscina presentable en verano gastando lo mínimo año a año. Para gestores de propiedades turísticas, por ejemplo, puede ser tentador pintar a comienzo de temporada para sanear la piscina y repetir al siguiente año, en lugar de acometer una obra mayor inmediata. También, si acabas de construir tu piscina y el presupuesto se ha agotado, pintar puede permitirte disfrutarla uno o dos veranos mientras reúnes fondos para un revestimiento definitivo más adelante. Es válida como solución de corta duración o provisional. Pero si hablamos de largo plazo, ningún profesional te recomendará la pintura sobre las otras opciones, porque terminarás invirtiendo más tiempo y dinero en mantenerla.

En climas calurosos como el de Andalucía, también hay que considerar el factor climático: el sol intenso castiga más a la pintura (desgaste UV) y a las juntas del gresite (dilataciones), mientras que la lámina armada suele comportarse bien ante la radiación al incluir aditivos anti-UV. Asimismo, el tipo de uso importa: no es lo mismo una piscina familiar de 4×8 metros que se usa solo los fines de semana, que una comunitaria de 25 personas a diario en verano. Cuanto mayor es el uso y el tamaño, más conviene un material duradero y fácil de mantener, inclinando la balanza hacia lámina armada o gresite de alta calidad.
En Prolisur, ofrecemos una alternativa recomendable en casos en los que se quiere renovar sin grandes obras: la poliurea. Te invitamos a que leas el breve artículo sobre este recurso altamente útil y recomendable.
Para tomar la decisión final, te recomendamos hacerte estas preguntas:
¿Qué presupuesto inicial y de mantenimiento estoy dispuesto a asumir?
¿Prefiero no preocuparme por la piscina en 10+ años, o no me importa hacer retoques cada temporada?
¿Necesito que la piscina esté operativa rápidamente (por ejemplo, antes del inicio del verano)?
¿Qué acabado estético encaja con mi jardín o comunidad?
Tus respuestas te guiarán en la elección. Y, por supuesto, siempre es aconsejable consultar con un especialista que evalúe el estado de tu piscina y te asesore técnicamente. Cada piscina puede presentar retos específicos (fisuras, movimientos, tipo de soporte), y un experto podrá recomendarte la mejor solución o incluso combinar sistemas (por ejemplo, impermeabilizar con resinas bajo el gresite, o aplicar pintura epoxi sobre un liner viejo como paliativo, etc.). La decisión es importante, pero con la información adecuada y ayuda profesional, asegurarás muchos veranos felices y sin sobresaltos con tu piscina.
En resumen, gresite, lámina armada y pintura representan tres caminos diferentes para impermeabilizar y revestir tu piscina, cada uno con sus pros y contras. El gresite brinda una belleza atemporal y solidez, la lámina armada ofrece confiabilidad y versatilidad moderna, y la pintura facilita un arranque económico aunque exigirá renovaciones periódicas. Evaluar tu caso particular (técnico, estético y económico) es clave para acertar.
Si todavía tienes dudas sobre qué opción es la ideal para tu piscina, o necesitas una segunda opinión experta, estamos aquí para ayudarte. En Prolisur contamos con más de 40 años de experiencia en soluciones de impermeabilización, habiendo trabajado tanto para familias particulares como para grandes comunidades en Sevilla, Málaga y toda Andalucía. Nuestro equipo de ingenieros y técnicos puede analizar el estado de tu piscina y proponerte el sistema más idóneo, garantizando resultados óptimos a largo plazo. Recuerda que una piscina bien impermeabilizada es sinónimo de tranquilidad, ahorro en agua y mantenimiento reducido.
Contáctanos hoy mismo para que tu piscina deje de ser una preocupación y vuelva a ser el centro de tus mejores momentos veraniegos. Estamos listos para poner toda nuestra experiencia en impermeabilización de piscinas a tu servicio.
