Una válvula sin aislar puede perder hasta cinco veces más energía que una tubería correctamente aislada. El aislamiento térmico en el sector industrial no es solo un detalle técnico, es clave para la eficiencia energética, seguridad operativa y sostenibilidad ambiental.
¿Cuáles son los mejores materiales aislantes industriales?
En Europa, según EURIMA (Asociación Europea de Fabricantes de Aislamiento), estos son los materiales más utilizados y recomendados:
1. Lana mineral (lana de roca y lana de vidrio)
- Resistencia térmica: Soporta temperaturas hasta 650 °C.
- Seguridad frente al fuego: Alta clasificación (A1).
- Rentabilidad: Equilibrio perfecto entre calidad y coste.
- Uso actual: Más del 60% del aislamiento industrial instalado en la UE durante 2023.
2. Espumas elastoméricas (caucho sintético)
- Conductividad térmica baja: Aproximadamente 0,033 W/m·K.
- Versatilidad: Ideal para sistemas HVAC y situaciones donde la condensación es problemática.
- Flexibilidad: Excelente para aplicaciones que requieren adaptabilidad y durabilidad.
3. Silicato cálcico
- Temperaturas extremas: Capacidad hasta 1.000 °C.
- Alta resistencia mecánica: Muy utilizado en refinerías, plantas químicas y centrales energéticas.
- Seguridad térmica: Imprescindible para operaciones críticas en la industria pesada.
4. Aerogeles (el aislante avanzado de la NASA)
- Conductividad ultrabaja: Alrededor de 0,018 W/m·K, la más baja del mercado.
- Peso ligero: Excelente cuando el espacio es limitado y se exige máxima eficiencia.
- Crecimiento emergente: Aunque es costoso, su uso se expande rápidamente en proyectos exigentes.
5. Mantas aislantes desmontables (jackets)
- Prácticas y reutilizables: Ideales para válvulas, bridas y turbinas.
- Fáciles de mantener: Permiten revisiones periódicas sin perder calidad de aislamiento.
- Personalización: Se adaptan perfectamente a equipos específicos, optimizando recursos.
Inversión que ahorra energía (y dinero)
Según la European Industrial Insulation Foundation (EiiF), invertir en un aislamiento industrial adecuado puede reducir las pérdidas energéticas hasta en un 20-30%, logrando una amortización en menos de 2 años.
Una decisión inteligente que impulsa la rentabilidad, fortalece la seguridad operacional y contribuye a una transición energética más limpia y sostenible.
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